Los que tenemos perritos sabemos que cuando se trata de lluvia hay solo dos opciones: o la aman o la odian.
Están los peludos que disfrutan mojarse, llenarse de barro y revolcarse, pero también están los que simplemente se rehúsan a salir de la casa ante la más mínima gota que caiga del cielo.
Según los expertos, es más común que los perros detesten la lluvia. No solo hace que se sientan incómodos, sino que también alerta a la parte más salvaje de sus cerebros ya que la lluvia puede esconder las alertas de que un depredador está cerca. Los sentidos son los que permiten a los perritos experimentar el mundo, y por eso el sonido de la lluvia es algo que algunos tampoco parecen disfrutar. Al no ver la fuente de sonido, a los perros les parece extraño - y de alguna forma amenazante - que algo invisible cause tantos estragos.
Además del sonido, el sentido del olfato también se ve estimulado porque la humedad hace que los olores sean más fuertes. A veces estos olores pueden ser molestos e incomodar a tu peludín.
Un dato un poco más científico es que, cuando llueve, la presión barométrica cambia. Los perritos son más sensibles a estos cambios de presión, por lo que pueden sentirse más cansados y con menos ánimo.
¿Tu perrito disfruta la temporada de lluvias o prefiere quedarse durmiendo frente a la estufa todo el día?